Parte de ser un adulto implica el desarrollar y entender objetivos financieros individuales y, por esa razón, recientemente muchos académicos han sentido la necesidad de impulsar la inclusión de conocimientos financieros en la escuela. Sin embargo, esto no quiere decir que este nivel de exposición a una educación financiera sea suficiente. Algunas encuestas, tales como la 2001 Parents, Youth & Money Survey, respaldada por el TIAA Institute, han hallado que aunque la mayoría de los padres se sienten seguros en cuanto a su entendimiento de asuntos financieros y creen hacer un buen trabajo de la administración de su dinero, sus acciones y comportamientos contradicen esa auto-evaluación.
Así mismo, han encontrado que la mayoría de los estudiantes acuden a sus padres para obtener educación y consejos financieros. La conclusión que se puede derivar de todo lo anterior es que los padres son quienes usualmente dan el ejemplo en cuanto al comportamiento financiero, si bien pueden no tener tantos conocimientos sobre el tema a pesar de sus conocimientos o de la exposición que pudieran haber tenido a una educación financiera formal. El resultado, tal como se muestra en los hallazgos de estudios llevados a cabo por el Jumpstart Coalition for Personal Financial Literacy y el National Longitudinal Survey of Youth, es que los jóvenes de hoy en día no saben suficiente sobre financias y economía, lo que quiere decir que saben muy poco sobre manejar su propio dinero.
“Parte de ser un adulto implica el desarrollar y entender objetivos financieros individuales”
Lo expuesto son razones suficientes para que los padres sientan interés de llevar la educación financiera al hogar. También hay otras presiones a considerar. Por una parte, las difíciles condiciones financieras derivadas de la recesión, así como otros retos fiscales en los Estados Unidos y en el exterior, han hecho que la economía mundial se haya convertido en un entorno difícil de navegar. Con una incertidumbre cada vez mayor, el tener información se vuelve algo esencial. Por otra parte, el desarrollo de nuevas tecnologías y de modelos de negocios, así como de identidades de negocios tales como el Emprendedor, han incrementado la necesidad de tener herramientas financieras para varios propósitos, lo que hace que sea casi imposible el no tener que recurrir a ellas.
Por que las llamamos tarjetas de crédito.
A la luz de lo que hemos expuesto, se puede observar que la gente comienza a enfrentar situaciones financieras complejas en edades cada vez más tempranas. Nuestros hijos no se limitan a montar un puesto de venta de limonada o a manejar un presupuesto semanal de 5 dólares estadounidenses. Por el contrario, los niños de hoy en día están expuestos de manera constante a miles de aplicaciones para teléfonos y tabletas, así como a contenido en línea que cambia muy rápidamente, esto significa que hay más tentaciones que en épocas pasadas, y que el tener tecnología se ha vuelto algo imprescindible para acceder a información y a oportunidades, sin las cuales se quedarían atrás respecto a sus compañeros.
Se puede decir lo mismo respecto a los adultos de hoy en día, así que no es difícil predecir que muchos de esos niños crecerán para convertirse en estudiantes universitarios que poseerán al menos una tarjeta de crédito. De hacerlo, la mitad de ellos tendrá cuatro o más tarjetas de crédito para el momento de su graduación, con un saldo promedio de más de 3.000 dólares estadounidenses. Y como los costos de la educación han aumentado sin que los salarios o las ayudas gubernamentales hayan mejorado de manera significativa, es probable que la mayoría de esos estudiantes también hayan tenido que optar por tomar al menos un préstamo estudiantil. Muchos de ellos no lograrán salir de esa situación ilesos, dado que el número de las personas que se declara en bancarrota está aumentando.
10 Síntomas de Personas Endeudadas.
En resumen, los jóvenes tienen generalmente más deudas, sobre todo si se les compara al mismo grupo etario en décadas pasadas, y esto ocurre debido a que desde una muy temprana edad son encaminados en una dirección llena de trampas financieras. Dicha situación suele convertirse en una cadena de eventos de la cual es difícil salir, fundamentalmente porque los jóvenes carecen del conocimiento necesario para manejar apropiadamente sus deudas. El no llevar la educación financiera al hogar es un error bastante costoso, especialmente si se considera que no es algo muy difícil de realizar si usted toma en cuenta que existen muchas experiencias de las que se puede aprender.
No es necesario poseer conocimientos especializados en finanzas para enseñar a sus hijos el sentido de logro al ganar su propio dinero desde temprana edad, o la importancia de esperar y ahorrar para algo en lugar de endeudarse para obtenerlo. Al hacer de la responsabilidad personal una costumbre, es probable que sus hijos crezcan para ser jóvenes adultos que querrán aprender más sobre una herramienta financiera antes de tomar la decisión de usarlas. Por supuesto, no existe garantía alguna de que su hijo sabrá manejar bien su dinero, aun si le enseña nociones financieras, pero las probabilidades mejoran si no le deja todo en manos del colegio.