Todos conocemos el concepto de tarjetas de crédito, tenemos una idea de qué son y para qué sirven. En un mundo cada vez más acelerado las tarjetas de crédito se han convertido en una herramienta indispensable para realizar transacciones rápidas, eficientes y de manera segura. Las compañías de Tarjetas de Crédito, como Visa o MasterCard, se encargan de agregar valor al producto. Por esta razón, sumamos puntos al hacer compras, tenemos protección de pagos en caso de fraudes y otros beneficios de alianzas de bancos con otras entidades.
De hecho, ya que la deuda de las tarjetas aumenta mensualmente, no hay costo adicional en hacer un pago con tarjeta si se paga el mismo mes, de esta manera sólo obtenemos sus beneficios. Gracias a las tarjetas de crédito, hoy podemos realizar compras y pagos desde la comodidad de nuestros hogares a través de internet, domiciliar pagos a servicios básicos de manera que el proveedor los pueda hacer de forma automática y nos permite pagar por cosas que en el momento posiblemente no nos podamos costear en efectivo.
Pero no todo lo relacionado con tarjetas de crédito es como lo pintan, hay conceptos que no siempre tenemos claros al momento de usar una de estas maravillas del mundo moderno. A partir de los dieciocho años ya tenemos edad legal para tener una tarjeta de crédito, pero el poder no siempre significa deber o estar preparado para ello. En Premier Consumer queremos ayudarlo a entender y aplicar los conceptos básicos del crédito para que obtenga más beneficios.
Existen muchos conceptos pertinentes al crédito que no conocemos y que ciertamente nos convendría mucho entender antes de comenzar a usar una tarjeta. Es por eso que conviene educarse y conocer tanto los beneficios como las obligaciones que implica hacer uso de una tarjeta.
“En Premier Consumer queremos ayudarlo a entender y aplicar los conceptos básicos del crédito para que obtenga más y mejores beneficios”.
Entendamos primero el más básico de todos los conceptos: el crédito. Con origen en el latín credititus que significa tener confianza en alguien, un crédito no es más que un préstamo. Bien sea de dinero u otro tipo de servicio, un crédito es algo que por lo general una entidad bancaria o financiera le ofrece a un cliente, bien sea una persona o una empresa, basado en la confianza de que el receptor le devolverá este bien con creces en el futuro; o por lo menos ese era el principio originalmente.
Hoy en día, un crédito se le da a una persona o empresa con base en un contrato legal que hasta cierto punto obliga al receptor a devolver lo que se le ha prestado. Y como en cualquier acto legal, existen cláusulas, condiciones y puntos importantes que hay que tener en cuenta al momento de firmar el acuerdo. Tasas de interés, pagos mínimos, fechas límites, historiales y balances son sólo unos de los conceptos más importantes a tener en cuenta cuando se habla de créditos.
Podemos pedir créditos a los bancos para casi cualquier cosa, desde dinero para establecer una empresa, comprar un vehículo o una vivienda, gastos médicos o de salud que se le puedan escapar a nuestros seguros médicos. Incluso para gastos personales como unas vacaciones.
Supongamos que deseamos comprar una casa y que para hacerlo tenemos que pedir una hipoteca, que es un crédito que se pide para realizar compras de inmuebles. Vamos a un banco y hacemos nuestra solicitud. Cualquier banco que se respete no va simplemente a ofrecerle una hipoteca a cualquier persona que venga a solicitarla. Lo primero que harán es revisar el historial de la persona para evaluar la cantidad de crédito que se le puede dar. Los bancos evalúan factores como ingresos mensuales, otras dudas que tengan pendientes, historial de pago de créditos anteriores, entre otros al momento de dar un crédito.
Si cumplimos con todos los requerimientos y nuestros antecedentes son aptos, nos darán una hipoteca con una determinada tasa de interés y un tiempo de financiamiento establecido para pagarla, también llamada “fecha límite”. Dependiendo del crédito, ésta puede ser en meses o en años. Con el dinero que el banco nos ha prestado compramos la casa y ahora viene la parte más difícil: pagarle al banco. Aquí es donde entran en juego los puntos y cláusulas importantes que mencionamos anteriormente.
Tasas de interés: Es donde los bancos ganan dinero. Ellos prestan dinero ahora para cobrarlo con creces –intereses– luego. Las tasas de interés también sirven para que el banco proteja sus préstamos contra la inflación. Hay países con un crecimiento inflacionario estable y controlado y hay otros en los que la inflación parece crecer descontroladamente. Si un banco le presta a un cliente 100.000 dólares con una fecha de devolución establecida en diez años, es posible que el monto inicial ya no valga lo mismo al momento en el que se paute la devolución, así que el banco estaría perdiendo dinero. Para eso, establecen tasas de interés, es un porcentaje fijo que incrementa la deuda inicial con el paso del tiempo de manera exponencial. Es decir, si la tasa es del 2%, ese será el monto que la deuda aumentará cada mes o año.
Las tasas varían siempre de acuerdo al tipo de crédito, el historial del solicitante, el tiempo establecido, etc.
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Pagos mínimos: Como su nombre bien lo indica, es el monto mínimo del pago periódico que debemos hacer al momento de contraer un crédito para evitar caer en números rojos. Por lo general, los bancos hacen este cálculo ellos mismos y nos lo ofrecen la opción más cómoda. Pero esta es un arma de doble filo porque si nada más hacemos los pagos mínimos a largo plazo, estaremos pagando mucho más de lo inicialmente pactado por los intereses. Incluso, muchas veces pagar el pago mínimo sólo cubre los porcentajes correspondientes a los intereses, dejando la deuda original igual, o más grande. Pagar lo mínimo implica aplazar el pago final hasta lo más lejano posible y al mismo tiempo dejar que los intereses hagan de las suyas. Entre más tiempo nos tardemos en saldar una deuda, más tiempo tienen los intereses para crecer y cobrar aún más.
Fecha límite: Es la fecha tope para hacer los pagos periódicos de un crédito. En la gran mayoría de los casos son pagos mensuales, casi siempre en la fecha en que se contrajo el crédito, por ejemplo los días nueve de cada mes. Si pasamos la fecha límite sin hacer el pago, incrementamos la deuda, podríamos caer en números rojos y ser sujetos a penalizaciones, multas, y todo eso va a nuestro historial.
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Usemos otro ejemplo: Supongamos que tenemos una deuda en nuestra tarjeta por $20.000 con una tasa de interés de 10% y decidimos que únicamente deseamos hacer los pagos mínimos, como mencionamos anteriormente los bancos y las entidades financieras siempre nos darán este monto. Cada vez que hagamos un pago mínimo el monto se hará más pequeño con cada mes. Si en Enero pagamos $800 como pago mínimo, en febrero veremos que el monto será algo menor, en este caso serían $774,67 y lo mismo pasaría en marzo y los demás meses por venir. La deuda pareciera estar disminuyendo y nos gusta la idea de pagar la menor cantidad de dinero posible en cada mes, pero lo único que estamos logrando es prolongar la deuda. Con pagos mínimos será mayor el tiempo que vamos a pasar con la deuda, y entre más tiempo estemos endeudados mayor es el tiempo en el que estamos a merced de los intereses.
Si pasamos todos estos números a través de nuestra Calculadora de Deudas y colocamos que nada más deseamos hacer los pagos mínimos, veremos que nos llevará ciento cincuenta y dos meses saldarla, ¡eso es casi trece años! Y no sólo eso, durante ese tiempo gracias a los intereses vamos a terminar pagando $5.211,72 adicionales a los veinte mil que debíamos en un principio, más de un 25% extra.
Todos estos conceptos pertenecen a lo que implica pedir o tener un crédito; y esto incluye una tarjeta de crédito. Por concepto una tarjeta no es más que una herramienta que nos permite obtener crédito de manera instantánea y sencilla. El banco paga por lo que estemos comprando pero luego nosotros debemos pagarle al banco.
Términos, condiciones y cláusulas similares aplican. Los cuatro términos que mencionamos anteriormente también son relevantes con las tarjetas. Así que es muy recomendable usarlas sabiamente para evitar ahogarnos en una deuda que no podamos afrontar. Para eso sugerimos el uso de nuestro Programa de Consolidación de Deudas que le puede ayudar a librarse de esta pesada carga de la manera más efectiva y que mejor se adapte a sus necesidades.
Pero tampoco es nuestro deseo que se asuste y no use nunca sus tarjetas de crédito. Como mencionamos antes, estas son un arma de doble filo que viene también con sus ventajas. Un crédito bien manejado y pagado en el momento indicado puede representar un buen historial para el cliente el cual le puede facilitar en un futuro acceso a mejores créditos con condiciones más agradables.
Hoy en día las compañías de tarjetas de crédito como Visa, MasterCard y American Express compiten, de tal manera, para atraer más clientes que han caído en una especie de carrera de beneficios, tratando siempre de ofrecer mejores ventajas para sus clientes que la competencia.
Todas estas compañías tienen algún tipo de programa de fidelidad paras sus clientes, una forma en la que los mismos puedan acumular puntos generados con sus compras, los cuales pueden ser posteriormente canjeados por premios como millas con una aerolínea o descuentos en restaurantes y tiendas.
Usadas de manera correcta estas maravillas del mundo moderno que son las tarjetas de crédito pueden ser la llave a un mundo de posibilidades infinitas.