Cuando hablamos de tarjetas de crédito, pocas veces pensamos en sus orígenes, simplemente se les ve como el medio para adquirir lo que queremos o necesitamos. Sin embargo, hasta donde sabemos, es importante señalar que el origen y la funcionalidad de las tarjetas de crédito se remontan a principios del siglo XX en los Estados Unidos. En concreto, la idea surge dentro de las oficinas del Chase Manhattan Bank, a cargo de su director, bajo la modalidad de tarjeta profesional.
Se instituyó en su forma mayoritaria alrededor de la década de 1940 y se extendió desde mediados de siglo.
Ahora, al ser las tarjetas de crédito uno de los elementos de mayor circulación en la interacción comercial, son igualmente un mecanismo de gran cuidado para la disponibilidad inmediata de dinero y/o productos, que pueden ser adquiridos de inmediato. A su vez, hay que entender que las tarjetas de crédito son, por la dinámica de su funcionamiento, procesos que permiten una mayor tasa de interés y, en consecuencia, un mayor gasto a la hora de realizar pagos de compras diferidas. Por su naturaleza, las tarjetas de crédito nos hacen creer que tenemos dinero, pueden llevarnos a endeudarnos rápidamente y sin control.
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Teniendo en cuenta lo anterior y dada la innegable comodidad que representan las tarjetas de crédito, son muchas las dificultades que presentan los tarjetahabientes a la hora de bajar los saldos de sus obligaciones o ponerse al día con este tipo de deudas. Por ello, daremos algunos consejos que le permitirán liberarse de las deudas de sus tarjetas de crédito.
Comience por priorizar y ajustar su presupuesto: Lo primero en lo que hay que centrarse es en optimizar los gastos, clasificarlos de forma sistemática y detallada. Es recomendable realizar esta clasificación en una escala de mayor a menor prioridad, por ejemplo: alimentación, estudio, vivienda, movilización, comunicaciones y finalmente entretenimiento. Una vez completado y detallado este aspecto, busque metódicamente los gastos que pueden ser reducidos, luego tome el dinero que tiene libre y utilícelo para hacer pagos extras a sus obligaciones con la tarjeta.
Establezca pagos automáticos de débito en las tarjetas de crédito: En algunas ocasiones, la falta de disciplina en los pagos de las tarjetas de crédito es lo que provoca fallas en el tiempo de su pago y la acumulación de deudas importantes. Por eso, al programar los pagos con débitos automáticos y recurrentes mensualmente, se puede evitar el olvido de los pagos o la asignación de dinero para gastos innecesarios. Uno de los consejos es utilizar las tarjetas de crédito como si fueran de débito, a ser posible enviando el pago total en una sola cuota.
Concéntrese en una deuda a la vez: Puedes identificar el saldo más bajo de tu tarjeta de crédito y concentrarte en pagarlo en su totalidad, luego continuarás con la siguiente deuda y esto generará un efecto dominó hasta que logres pagar todas tus deudas. También puedes hacer lo mismo, pero empezando por el tipo de interés más alto hasta el más bajo.
La clásica y segura consolidación de deudas: Consolidar todas tus deudas para hacer un solo pago mensual y así cumplir con todas tus obligaciones, pero haciendo pagos que estén a tu alcance, siempre será una excelente opción. Deje que los expertos negocien sus deudas con los bancos y reduzcan sus tipos de interés para que pueda deshacerse de sus deudas en poco tiempo. En Premier Consumer Credit Counseling contamos con personal cualificado para asesorarle en este sentido.
Sin embargo, siempre que se consoliden las obligaciones, hay que tener cuidado de no acumular nuevas obligaciones posteriormente, ya que esto se convierte fácilmente en una cadena interminable de deudas. Manténgase educado financieramente para evitar caer en el mismo círculo vicioso.
Para concluir, las tarjetas de crédito pueden llevarle a pensar que tiene dinero inmediatamente y esto puede hacer que se endeude en exceso.